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Hadas

A pesar de que las hadas tienen mucho en común con los espíritus de la naturaleza y los elementales, desde el siglo XIV en adelante han contado con su propia tradición. Humanas en apariencia, son capaces de volar, hechizar, predecir el futuro y hacer magia. En la literatura han destacado, como bien demuestran Campanilla, amiga de Peter Pan, y los reinos de las hadas en el Sueño de una noche de verano, de Shakespeare. Al parecer, la idea popular de las hadas aladas tiene sus raíces en la tradición victoriana; y en las antiguas leyendas, las hadas volaban valiéndose de medios mágicos, pero no con alas.

¿Qué son las hadas?

Aunque la mayoría de los poetas y dramaturgos las han descrito como criaturas diminutas, otras tradiciones las representan altas, angelicales y radiantes. El origen de la palabra hada (en inglés, fairy) sustenta todavía más esta descripción de seres altos y radiantes. El término proviene del latín fata, que significa "destino", y vincula a las hadas con las moiras griegas (personificación del destino) que controlaban el provenir de las personas. Otra teoría sobre su origen sostiene que las hadas son "ángeles desgradados"; es decir, seres divinos que han quedado atrapados entre el cielo y el infiero y cuyo carácter es una mezcla de benevolencia y malignidad. En la Inglaterra isabelina se temía a las hadas y las personas tomaban precauciones contra ellas, como llevar la ropa del revés y evitar aquellos lugares donde se creía que estas criaturas se congregaban, como por ejemplo los espinos y los antiguos terraplenes circulares conocidos como fuertes de las hadas.

Secuestradoras de niños

Tales medidas resultaban más que necesarias, porque las hadas podían resultar peligrosas. Las mujeres que acababan de ser madres temían que estas criaturas robasen a sus bebés y los reemplazaran por changelings ("hadas bebés"), o incluso por un trozo de madera hechizada. Los adultos también corrían el riesgo de ser secuestrados y trasladados a las "colinas huecas" -generalmente antiguos túmulos funerarios-, donde se suponía que las hadas moraban. Si una persona comía alimentos de hadas se exponían a no regresar jamás al mundo humano.

Entre las más fascinantes recopilaciones de leyendas sobre hadas figura The Secret Commonwealth, escrita por el clérigo escocés Robert Kirk en 1691, poco antes de su misteriosa muerte.

Según la leyenda, Kirk caminaba por una colina de hadas próxima a su iglesia en Aberfoyle, cuando sufrió un desvanecimiento y fue dado por muerto. Posteriormente apareció en sueños ante uno de sus familiares, afirmando que había sido secuestrado y se encontraba en la tierra de las hadas, donde ha permanecido cautivo desde entonces.

Clasificación de hadas

Las hadas han sido clasificadas dependiendo de la mitología y la cultura. Una de las divisiones más útiles las congrega en dos grupos: las de la corte Seelie y las de la corte Unseelie.

La corte Seelie

En el folclore escocés, la corte Seelie (término que significa "bendito" o "santo") es la comunidad de las hadas caritativas. Estas hadas, a las que generalmente se puede observar durante el crepúsculo formando largas y solemnes procesiones, están dispuesta a pedir ayuda a los humanos y a devolver la amabilidad de hombres y mujeres con regalos y favores. Por ejemplo, suelen dejar maíz y pan a los campesinos pobres que las honran. Entre sus aficiones favoritas figuran los banquetes, la caza y la danza.

La corte Unseelie

Este grupo de hadas se comporta con malicia frente a la humanidad. Por la noche pueden aparecer en grupo para acosar a los viajeros elevándolos por los aires, pellizcándolos, enredando sus cabellos o llevándolos por el camino equivocado. También se las considera responsables de la enfermedad y la muerte de los animales domésticos. Prefieren vivir en tierras salvajes y en lugares con derramamientos de sangre, como cementerios y antiguos campos de batalla.

Hadas que marchan en tropel y hadas solitarias

Los folcloristas celtas, como el poeta irlandés William Butler Yeats (1865-1939), establecen una distinción entre las hadas que viven en comunidades y las que son solitarias. Las hadas que marchan en tropel prefieren vestir de verde e incluyen desde criaturas suficientemente diminutas como para usar gorros confeccionados con flores hasta seres tan grandes que son capaces de comunicarse con los humanos. Algunas de las hadas que viven en grupo son amistosas frente a las personas, mientras que otras mantienen un comportamiento siniestro. Los mortales pueden escuchar a escondidas lo que sucede en una sociedad de hadas si entran en uno de sus montículos, pero corren el riesgo de perder la vida.

Las hadas solitarias suelen estar asociadas a un hogar, lugar u ocupación específicos. Prefieren vestir de rojo, marrón o gris en lugar de verde. Desdeñan las danzas de las hadas y se ríen de aquellas que viven en comunidades, porque en realidad prefieren interactuar con los humanos. Por ejemplo, suelen ofrecer regalos y conceder deseos a las personas con quienes se encuentran, pero las consecuencias de aceptar esas ofrendas son impredecibles.

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