
Espíritus de la naturaleza
Los espíritus de la naturaleza ocupan un lugar importante en la imaginación humana, a medio camino entre las criaturas malvadas del mundo de las sombras y los seres sagrados de la mitología mundial. Una teoría sobre el origen de las hadas sostiene que son "ángeles degradados" (es decir, seres divinos que posteriormente quedan atrapados entre el cielo y el infierno), cuyo carácter es una combinación de benevolencia y crueldad.
Las figuras semidivinas de Pan en el mito griego y del Hombre verde en la mitología celta y europea son representaciones del espíritu de la naturaleza. Tanto las ninfas griegas como los devas hindúes son defensores de ciertos aspectos de la naturaleza, incluyendo los bosques, los ríos, las montañas, los cuerpos celestes, los vientos y las nubes. A partir de estos mitos surgen los llamados elementales, espíritus que encarnan la energía de los cuatro elementos: aire, tierra, fuego y agua.
También estrechamente vinculados a los espíritus de la naturaleza encontramos a ciertas "personitas" conocidas en varias culturas como hadas, elfos y enanos. Suele resultar difícil establecer distinciones estrictas entre estas criaturas, ya que los elfos oscuros nórdicos, los elementales de la tierra llamados gnomos y los enanos escandinavos comparten dos características: viven bajo tierra y trabajan muy bien el metal. De forma similar, los brownies británicos, los kobalds de Alemania y los duendes españoles son expertos en el cuidado de la casa y las tareas agrícolas, y aparecen por la noche para ayudar a los humanos en sus tareas.
La mayoría de las criaturas de esta categoría se decantan más por "enredar" a los humanos que con malicia frente a ellos. De hecho, muchos de ellos están dispuestos a ayudar a aquellas personas que les dejan comida y honran su privacidad. Pero quienes se muestran irrespetuosos o dañan el mundo natural y sus criaturas corren el riesgo de enfurecerlos. Las vila, las hadas de Europa del Este, pueden atraer humanos que abusan de los animales hacia un círculo mágico y hacerlos bailar hasta la muerte. En Dinamarca, unas criaturas semejantes a los elfos, los elle folk, pueden echar el aliento como si se tratase de una niebla cargada de enfermedad sobre aquellas personas que se acercan demasiado a sus moradas.




